'Una planicie suspendida en el aire, segundo cielo tal
vez. En este lugar, el futuro y el pasado no existen,
nada altera el destino y todo lo altera (porque el
destino es un circulo), cada pensamiento es todas las
existencias, cualquier pregunta es inútil. En una
pequeña choza está Gabriel. Por su cuerpo
extraviado, su delgadez prodigiosa, su abandono
paciente, descubro que ha envejecido. Yo lo cuido,
una forma de dejarme cuidar. Afuera, acogidas al
mismo deseo, múltiples figuras con los ojos cerrados,
haciendo un elipse. Almas movedizas del cosmos,
esferas dormidas. Visten túnicas pálidas. Imposible
discernir en sus rostros la felicidad o la desgracia: tal
la intensidad de lo que sienten. Y la luna quieta,
traicionera. Y algunas luciérnagas. Y su canto de oeste
a este, de un mundo a otro. Antes de abandonar la
choza y partir, hay que ver con que gracia me
acomodo las alas inexistentes.'
vez. En este lugar, el futuro y el pasado no existen,
nada altera el destino y todo lo altera (porque el
destino es un circulo), cada pensamiento es todas las
existencias, cualquier pregunta es inútil. En una
pequeña choza está Gabriel. Por su cuerpo
extraviado, su delgadez prodigiosa, su abandono
paciente, descubro que ha envejecido. Yo lo cuido,
una forma de dejarme cuidar. Afuera, acogidas al
mismo deseo, múltiples figuras con los ojos cerrados,
haciendo un elipse. Almas movedizas del cosmos,
esferas dormidas. Visten túnicas pálidas. Imposible
discernir en sus rostros la felicidad o la desgracia: tal
la intensidad de lo que sienten. Y la luna quieta,
traicionera. Y algunas luciérnagas. Y su canto de oeste
a este, de un mundo a otro. Antes de abandonar la
choza y partir, hay que ver con que gracia me
acomodo las alas inexistentes.'
Maria Negroni: Gabriel
in Night Journey, Princeton University Press 2002, p. 15
'A plane suspended in air, perhaps second heaven. In
this place, past and future do not exist, nothing and
everything will alter fate (because fate is a circle),
each thought is every thing that is, all questions
futile. In a small hut, Gabriel. His spellbound body,
its eerie tapering, patient abandon, tell me that he
has aged. I tend to him to place myself under his
protection. Outside, communicants in one desire,
many figures, eyes shut, forming an ellipse. Traveling
souls of the cosmos, sleeping spheres. In pale tunics.
Indiscernible their sentiment, neither joy nor sorrow,
pure intensity. And the silent traitorous moon. And a
few fireflies. And their song from west to east, from
one world to another. Before I leave the hut, you
should see how gracefully I adjust my (nonexistent)
wings.'
this place, past and future do not exist, nothing and
everything will alter fate (because fate is a circle),
each thought is every thing that is, all questions
futile. In a small hut, Gabriel. His spellbound body,
its eerie tapering, patient abandon, tell me that he
has aged. I tend to him to place myself under his
protection. Outside, communicants in one desire,
many figures, eyes shut, forming an ellipse. Traveling
souls of the cosmos, sleeping spheres. In pale tunics.
Indiscernible their sentiment, neither joy nor sorrow,
pure intensity. And the silent traitorous moon. And a
few fireflies. And their song from west to east, from
one world to another. Before I leave the hut, you
should see how gracefully I adjust my (nonexistent)
wings.'
Maria Negroni: Gabriel, in Night Journey
translated from the Spanish by Anne Twitty
Princeton University Press 2002, p. 15